jueves, 25 de marzo de 2010

¿QUÉ HACER?

¿Qué hacer cuando crees que todo está perdido? ¿Qué hacer cuando ya no recuerdas ni las veces que te han roto el corazón? ¿Qué hacer si cada día que pasa añoras tantas cosas que ya no podrías ni apuntarlas en un papel? ¿Qué hacer cuando estás a punto de asumir que hay cosas que no están hechas para ti? ¿Qué hacer cuando tu piel ya no es capaz de recordar las últimas caricias de amor? ¿Qué hacer…?

¿Qué contestas cuando te preguntan todo eso? A veces se me acaban las respuestas… cada vez que la veo llorar por la última derrota, por el último engaño, por el último intento… se me parte el alma y quisiera poder curar todas sus heridas y devolverle las ganas, la confianza y llevarme en una cajita todo el dolor y el miedo acumulado en años y cerrar la caja para siempre, y tirar la llave al mar… pero no puedo…

Quisiera decirle que será la última vez que se sentirá como una estúpida al creer que podría funcionar… decirle que los malos nunca ganan y que algo mejor la está esperando, que todo lo que ha vivido no es más que el camino que tiene que recorrer para llegar a esa parada donde el tren parará para siempre por ella… pero no puedo…
La vida no es justa y a veces los que más se merecen ser felices no lo son, pero llegará el día… no sé cuantas veces se lo habré repetido… a veces siento que yo también la engaño al decírselo, cuando vuelve a casa vencida de nuevo siento que la engaño… a ella se le acaban las fuerzas y yo no puedo permitirme perderlas… pero a veces también lo hago…

Supongo que de verdad llegará ese momento que tanto ansía… me niego a pensar que hay personas que han nacido para perder siempre… me niego a pensar que alguien no tenga otra mitad en alguna parte… me niego a pensar que alguien nació sin estrella… porque todos tenemos la nuestra y todos somos la estrella de alguien, supongo que es sólo cuestión de esperar que la suya encuentre el camino hacia ella… lo único que me da verdadero miedo es que cuando su estrella la encuentre tantas lágrimas le hayan nublado la vista y no la vea… o ya no quiera verla...

PILU… PILUCHI…

miércoles, 24 de marzo de 2010

PANDORA... LUIS RAMIRO

PANDORA

Se que no soy el primero ni el último idiota,
que se juega la bolsa, la vida y el alma por ti.
El futuro contigo es seguir tu tacón de pandora,
el presente a tu lado un pasado del que huir.
Tengo que hacer testamento por si sobrevivo,
dejaré mi epitafio en tu ombligo pintado a carmín.
Mi venganza es la torpe esperanza de los que han perdido,
la nostalgia es la única foto que guardo de ti.
No te voy a engañar tengo poco que dar,
mis anhelos, mis rabias, mis fobias.
Soy un hombre normal es la curiosidad
la que me hace olvidar tus normas,
la que me hace perder tus formas.

Eres mi fruta mortal,
mi anticristo y mi diosa,
mi ascensión,
mi caída,
mi sombrero de espinas de rosas,
mi consuelo de tontos,
mi canción para sordos,
mi estatua de sal,
mi tesoro en el fondo del bar,
mi armadura hecha escombros.

Se que no soy el primer ni el penúltimo idiota
que ha intentado atrapar una sombra con un calcetín.
Fui tan necio de abrir de un tirón tu cajón de pandora
y la ropa interior que olvidaste lloraba por ti.
No te voy a mentir yo no soy de insistir,
mi riqueza es negar tus limosnas.
Ya no suelo jugar pero quiero apostar
todo al número impar de tus botas,
todo al rojo channel de tu boca.

Eres mi viuda formal,
alfiler de mariposa,
virgencita lasciva,
san atea,
miss mantis religiosa.
Eres mi fruta mortal,
mi anticristo y mi diosa,
mi prisión sin saliva,
mi bufanda de espinas de rosas,
mi consuelo de tontos,
mi canción para sordos,
mi noche sin pan,
mi tesoro en el fondo de un bar,
mi armadura hecha escombros,
mi castillo hecho escombros.

LUIS RAMIRO




domingo, 21 de marzo de 2010

Las cosas bonitas...

Creo que alguna vez todas hemos querido que alguien nos escribiera una canción así... hacía mucho que no la escuchaba y hoy por casualidad me he cruzado con ella y me han dado ganas de compartirla...

En fin... que cosas...



Pilu... Piluchi...

jueves, 11 de marzo de 2010

El mismo día de siempre...

El mismo día de siempre, los mismos problemas, las mismas conversaciones, el mismo restaurante, las mismas caras cada día… era casi como vivir en el día de la marmota... y nunca lo había pensando… quizás todo era tan normal que nunca había pensado que siempre era igual…

Pero ese día algo cambió… la hora de siempre para comer, la misma mesa pero algo cambió… estaba él y las mesas estaban tan cerca que casi comían juntos… miró a su izquierda y lo vio y fue como ver pasar miles de días iguales por su cabeza, justo en ese momento se dio cuenta de cómo de iguales eran todos los días porque ese era distinto… él estaba allí y sin ni siquiera saberlo había cambiado su rutina, o había creado una nueva…

Al día siguiente volvió a comer a la misma hora, volvió a su mesa y a los pocos minutos llegó él… se sentó a su lado, en la mesa de la izquierda, y de nuevo comieron juntos… él no lo sabía pero de nuevo comían juntos… ¿cómo es posible que alguien marque el ritmo de tus días sin saberlo?
Ella esperaba ansiosa la hora de la comida cada día para verlo, para comer con él, aun sin saber su nombre, sin saber nada de su vida, pero lo esperaba como quien espera el soplo de aire que te ayuda a respirar en los días calurosos de verano…


Se arreglaba para él, se maquillaba para él, se peinaba para él… para esa hora diaria que pasaba a su lado, para ese momento del día en el que llegaba a sentirse tan feliz como cobarde… como la misma cobarde que había sido siempre, incapaz de mirarlo a los ojos y por una vez decirle algo más que el “hola” que salía de sus labios cada día a las dos de la tarde. Tan cobarde como había sido toda su vida, creyendo que ella no podía ser la elegida, prefiriendo guardar hasta que durara ese momento del día…

Se convenció de que era mejor quedarse con lo que tenía que dar un paso que la dejara sin nada… quizás porque el miedo a perder lo único que la había hecho sentirse viva en años había paralizado cualquier posibilidad de intentar algo más… la vida real no se le daba bien y aquello no era más que un sueño, y en los sueños todo es posible o al menos no duele tanto…

Quién sabe si algún día todo cambie de nuevo y al fin ella decida poner los pies en la realidad… quien sabe si algún día él se dará cuenta de que tiene justo a su derecha la oportunidad de vivir un sueño… Hace no mucho pasé de nuevo por el bar y allí seguían, comiendo juntos en mesas separadas, quizás algún día decidan compartir mesa y quizás… quizás compartir sueños y realidad a partes iguales…

PILU... PILUCHI...