jueves, 9 de octubre de 2008

Mi plan: Olvidarte...

He pensando en olvidarte. Después de mucho darle vueltas he decidido que voy a eliminar todo recuerdo de ti…

Sacaré de mi mente cada uno de los besos que me diste y dejaré de pensar en como echo de menos los que nos hubiéramos dado… Borraré las huellas de tus dedos en mi piel y nunca más recordaré como se erizaba al roce de la tuya…

Cada una de las noches que pasaste abrazado a mi espalda pasaran a formar parte de una vida que nunca tuve y tu hueco de la cama no existirá porque a partir de hoy dormiré en el centro…

Lo tengo todo planeado, llevo noches apuntado en un cuaderno todo lo que me recuerda a ti para luego proceder a su borrado… resetear el disco duro de nuestra historia y perder todos los datos, sin vuelta atrás, sin copia de seguridad… No pienso dejar nada suelto, saldrás de mi vida justo esta noche y olvidaré que algún día me hiciste sentir la única mujer en la tierra…

Todos tus regalos y el resto de tus cosas están en una caja que tiraré a la basura junto con tus promesas, tus miradas, tus suspiros y cada una de tus risas (nunca pensé que querría olvidar la risa que me devolvió las ganas de seguir tantas veces)… En otra caja he metido tu manera de hacerme el amor, es de total urgencia que olvide eso, he pensado que esta caja además la dejaré bien sellada para asegurarme que no salen ninguna de tus caricias, para estar tranquila dejando toda la pasión encerrada…

Creo que ya esta todo lo que tenía apuntado en la lista que hice para preparar tu olvido… no queda nada de ti en mi casa, en mi vida, en mi mente… Ha llegado el momento, esta noche se acabará para siempre la historia que comenzó aquel día en el parque, entre tus fotos y mi tarde de lectura… Es el momento de tirar todas las cajas y dar al botón de suprimir en mi cabeza… Estás fuera y pensé que me costaría mucho más hacer esto… acabo de entrar en casa y ya no hay nada de ti aquí, parece justo lo que quería, como si nunca hubieras estado… El plan ha funcionado, puedo vivir sin tu recuerdo…


Suena el timbre, abro la puerta y estás ahí… Algo de mi plan ha fallado, el disco duro no debió borrarse bien, me debí saltar algún punto de la lista u olvide apuntar algún paso, porque ahora al mirarte a los ojos de nuevo algo dentro de mi se volvió a mover y mis piernas tiemblan como antaño…

Mi plan no era perfecto, dejé lo más importante por resolver… mi corazón. Para él no hay botón de reseteo ni cajas selladas… Para el no existen los planes para el olvido porque ahora que siento tus dedos en mi nuca mientras me abrazas y me pides perdón por todo, mientras escucho tus sollozos de niño pequeño, late como aquel día que me diste el primer beso, cuando decidí que quería que esos fueran los únicos labios que sellaran los míos…



PILU... PILUCHI...

sábado, 4 de octubre de 2008

RUTINAS...

Moja sus pies en cada charco mientras camina con la cabeza agachada, evitando quizás el viento y el frío… o quizás con la cabeza agachada para que nadie la vea… camina perdida entre la gente evitando el camino a casa, ese que eligió años atrás…

Pasaron tantas cosas desde que aquellos brazos la esperaran en la estación al bajar del autobús y le prometieran que todo iría bien, aún recuerda sus palabras como si las escuchara “tranquila princesa, todo irá bien, yo te protegeré de todo, yo te compensaré todo lo que dejaste, nuestro amor será mayor que todo”… era una pobre ingenua y le creyó… Siempre soñó con castillos y príncipes azules, y en aquel momento al bajar del autobús era como la princesa del cuento que baja del castillo para recibir a su príncipe… y él, como buen caballero andante, dijo justo lo que necesitaba oír para calmar sus miedos…

Y ahora cansada camina dejando que el mundo avance a su alrededor, hace mucho que ella se bajó… Está cansada de luchar, de intentarlo, de poner la otra mejilla, de sentirse sola, de agachar la cabeza para no ser vista por nadie, cansada de estar tan cansada…Y con tantos miedos pegados a la suela de sus zapatos que no encuentra las fuerzas para levantar los pies al andar…

Arrastra los pies como cada día a la salida del trabajo y sin saber como, siempre ocurre lo mismo, aparece en la puerta de su casa… es como si el miedo que lleva en los zapatos supiera mejor que ella el camino de regreso… Saca las llaves, abre y casi se arrastra por las escaleras… Al entrar en casa siente el frío atravesar su cuerpo…

Allí está él, sentado en el sofá, el portátil encendido y trabajando… la misma imagen tarde tras tarde… “hola, ya estoy en casa”... “hola, me traje trabajo a casa, es importante, lo siento, luego me cuentas que tal tú día”… Se cambia de ropa, prepara la cena, recoge un poco la casa mientas la cena se termina, pone el mantel, los cubiertos, los vasos, la cena… y le avisa… “¿cenamos?”... “sí claro, luego seguiré con el trabajo”… Cenan casi sin hablarse, cruzando frases de vecinos en el ascensor… desconocidos compartiendo mesa y mantel…

Ella recoge la mesa… él sigue trabajando en el sofá… Ella se va a la cama… él le dice que irá más tarde… ella se acuesta… él acude horas después… La cama está fría, el hielo se instalo entre las sábanas hace años… Ella se hace la dormida… él la busca, se da por vencido… ella suspira, está noche se libró, mañana puede que no…


PILU... PILUCHI...