miércoles, 23 de enero de 2008

MARIPOSAS

Cada noche antes de dormir él le contaba historias de mariposas…

La primera historia que le contó fue la de las mariposas que vio volar alrededor de los rizos dorados de ella cuando subía por la calle el día que se conocieron… le relataba como mariposas blancas y brillantes le acariciaban el pelo aquel día y como gracias a ellas supo que sólo ella podía ser la mujer de su vida… sólo alguien rodeada de mariposas podía robarle el corazón… y ella era la dueña de todas…

Le hablaba a menudo de las mariposas que brillaban en sus ojos cuando el se acercó y le dijo que no podía dejarla marchar si antes no le aceptaba un café para poder observar mas de cerca las mariposas que la acompañaban… y de como se volvieron rojas todas esas mariposas mientras ella agachaba la cabeza y aceptaba sin saber muy bien porque…

Su vestido de mariposas… ese que llevaba puesto en su primera cena… las mariposas mas bellas y las mas puras que había visto jamás se posaban en cada pliegue de aquel vestido… él siempre describía cada una de esas mariposas porque se las llevo con él a la cama aquella noche y desde entonces no las deja marchar…

Le contaba de todas las mariposas de colores que se instalaron en su casa cuando decidieron vivir juntos… de como volaban a cada paso que ella daba… porque ella y nadie mas que ella sabía dar el aura perfecta a cada una de sus alas…

Le describía como las mariposas se apoderaban de su estomago cada vez que escuchaba la llave y la oía entrar en casa… de como seguían en él cuando la escuchaba entrar por el pasillo… y de como estallaban en un vuelo sin final cuando por fin la veía y ella se acercaba a besarle en los labios…

Cada noche él le regalaba una de esas historias de mariposas… se las susurraba al oído en el silencio de la noche mientras la abrazaba y le decía que las mariposas que guardaban su cama escuchaban tan atentas como ella…

Desde aquel día que estrenaron el ático en el que ahora viven, todas las noches las pasaron juntos… ni una sola ella dejó de escuchar esas historias antes de dormir… ni una sola… pero una noche el no pudo dormir en casa… problemas familiares le alejaron por esa noche de ese ático situado junto a las estrellas en el que vivían… y ella acostumbrada a las mariposas estaba segura de que todas se habían ido con él y que esa noche sin ellas no sería capaz de dormir…

Y llego la noche… y ella decidida a pasarla despierta esperando la mañana que le trajera de nuevo las mariposas de la mano de él… se dirigió a la cama… apagó la luz… se tumbó… cerró los ojos y abrazó la almohada… y al hacerlo la encontró… debajo de la almohada él había dejado una mariposa… la cogió entre sus manos… y abrió los ojos para verla y justo en ese momento la vio… puedo ver la mariposa de la almohada y todas las que el había pegado en las paredes y en el techo para que iluminaran la habitación… todo estaba lleno de miles de mariposas fluorescentes que lo iluminaban todo… y ella supo que esa noche igual que todas las demás, las mariposas la ayudarían a dormir… supo que él también dormía esa noche con ella…



PILU... PILUCHI...

4 comentarios:

CARMEN dijo...

Después de tu larga ausencia, nos has dejado una tierna y dulce historia de amor y de mariposas.
Muy bonita amiga.
Un fuerte beso.

Rodolfo Serrano dijo...

Bienvenida de vuelta y, además, con un texto tan hermoso.

Lunazul dijo...

Qué preciosidad, nena :)

Tanto tiempo sin leerte nada, ya me estaba preocupando, jeej!

Un abrazo, y gracias por compartir esta belleza :)

Anónimo dijo...

yo también quiero mariposas..jajajajaja, de esas en el estómago..jaajajaj

Besitos, y no nos abandones tanto...

María.