sábado, 4 de octubre de 2008

RUTINAS...

Moja sus pies en cada charco mientras camina con la cabeza agachada, evitando quizás el viento y el frío… o quizás con la cabeza agachada para que nadie la vea… camina perdida entre la gente evitando el camino a casa, ese que eligió años atrás…

Pasaron tantas cosas desde que aquellos brazos la esperaran en la estación al bajar del autobús y le prometieran que todo iría bien, aún recuerda sus palabras como si las escuchara “tranquila princesa, todo irá bien, yo te protegeré de todo, yo te compensaré todo lo que dejaste, nuestro amor será mayor que todo”… era una pobre ingenua y le creyó… Siempre soñó con castillos y príncipes azules, y en aquel momento al bajar del autobús era como la princesa del cuento que baja del castillo para recibir a su príncipe… y él, como buen caballero andante, dijo justo lo que necesitaba oír para calmar sus miedos…

Y ahora cansada camina dejando que el mundo avance a su alrededor, hace mucho que ella se bajó… Está cansada de luchar, de intentarlo, de poner la otra mejilla, de sentirse sola, de agachar la cabeza para no ser vista por nadie, cansada de estar tan cansada…Y con tantos miedos pegados a la suela de sus zapatos que no encuentra las fuerzas para levantar los pies al andar…

Arrastra los pies como cada día a la salida del trabajo y sin saber como, siempre ocurre lo mismo, aparece en la puerta de su casa… es como si el miedo que lleva en los zapatos supiera mejor que ella el camino de regreso… Saca las llaves, abre y casi se arrastra por las escaleras… Al entrar en casa siente el frío atravesar su cuerpo…

Allí está él, sentado en el sofá, el portátil encendido y trabajando… la misma imagen tarde tras tarde… “hola, ya estoy en casa”... “hola, me traje trabajo a casa, es importante, lo siento, luego me cuentas que tal tú día”… Se cambia de ropa, prepara la cena, recoge un poco la casa mientas la cena se termina, pone el mantel, los cubiertos, los vasos, la cena… y le avisa… “¿cenamos?”... “sí claro, luego seguiré con el trabajo”… Cenan casi sin hablarse, cruzando frases de vecinos en el ascensor… desconocidos compartiendo mesa y mantel…

Ella recoge la mesa… él sigue trabajando en el sofá… Ella se va a la cama… él le dice que irá más tarde… ella se acuesta… él acude horas después… La cama está fría, el hielo se instalo entre las sábanas hace años… Ella se hace la dormida… él la busca, se da por vencido… ella suspira, está noche se libró, mañana puede que no…


PILU... PILUCHI...

8 comentarios:

Lunazul dijo...

Jo, nenita.. qué triste :(

Pero tod@s sabemos que pasan cosas así, que los príncipes no existen (..) y que ni mucho menos son azules. Ese tipo de promesas hechas a la ligera se las termina tragando el sumidero del lavabo, junto a otras suciedades.

¿Existe algún tipo de rutina buena? Quiero ser positiva y pensar que sí, porque la vida que llevamos, el trabajo, (que nos exclaviza la mayor parte del día) el frecuentar los mismos sitios, la misma gente no dejan de ser eso, rutinas. Aunque creo que si se sabe mantener la chispita, la vida al fin y al cabo puede funcionar. Ojalá sea así :)

Un súper abrazo, preciosa. Yo también tengo muchas ganas de verte. Sabes, estoy pensando en darme una escapadita por Bcn... ya ha nacido el niño de mi prima y, qué mejor excusa! Así les veo, te veo.. y me vuelvo a perder entre sus calles, que me va tirando la melancolía.

Y si no voy, ya sabes donde tienes tu casa.. :)

Besitos!***

Anónimo dijo...

Gracias por volver. Gracias por tus palabras. Gracias por visitarme de nuevo.
Yo siempre te espero. No te preocupes por eso y de desastre nada. Eres una chica ocupada y me caes bien así. Je, je, je.
Te deseo lo mejor.
¡Qué decir de tu historia!
Tan real que duele. Nos podemos sentir reflejados en ella o conocer a alguien que se asemeja a alguno de los protagonistas.
Pienso que no hay que dejar que el hielo avance sobre la tundra y que siempre es necesario renovar el calor.
La rutina es una condena si se la deja crecer. Tampoco cuesta tanto vencerla. Un poquito de voluntad nada más. Algo de imaginación.
Así que para no caer en ella, a ver si nos vemos pronto. Je, je, je. Ya falta menos para lo de Madrid sea como sea.
Un beso muy grande y me alegro de tener tu estrella siempre brillando cerca mía.
Cuídate y que te vaya bonito.
Lo mereces.

Vértigo dijo...

Triste historia, pero me ha gustado como la has escrito y has descrito los sentimientos. Me alegra que estés de vuelta.

Anónimo dijo...

Me alegro de poder volver a leerte.

Cortázar es uno de mis preferidos, y ese fragmento en concreto lo es aún más...

Las cosas siguen bien, más o menos como siempre. Hemos tenido un verano lleno de despedidas en andenes fríos y oscuros. Pero ahora, por un tiempo al menos, no habrá más estaciones de trenes... estaciones en soledad quiero decir...

Cuéntame qué tal tú... espero que bien...

Un abrazo

Pd: el detalle de los mails, de ese pequeño regalo diario, me ha parecido muy bonito...

Paseando por tu nube dijo...

De vuelta de mis vacaciones, te visito y leo cuanta tristeza y realidad encierra hoy tu post, quizá por eso me gusta.
Un beso cielo

CARMEN dijo...

Muy real y muy triste, amiga.
Espero que estes bien.
Nosotros pensando en el 20 de Diciembre. No me dejes sin entradas Pilu, no te lo perdonaría, jajajajaja.
Ya tenemos hotel con Palmira.
Te llamo pronto.
Besitos

Caperuzo rojo! dijo...

Hola, mucha fuerza compañera desde villa alemana, que estes bien.

pasate por mi blog
http://libertadelospobres.blogspot.com/

Caperuzo rojo! dijo...

(eres muy bonita)