En este ir y venir de estaciones
en el que vivimos en los últimos meses,
he acertado a descubrir el verdadero sentido del vacío.
Vacíos se sienten mis labios
al no amanecer en los tuyos.
Vacía se siente mi mano en medio de la noche
al buscar tu mano,
y sólo encontrar unas sábanas
que anhelan tu calor tanto como mi cuerpo.
Completamente vacía me quedo yo
cuando el tren se pone en marcha,
y los kilómetros crean la distancia
que deshará el próximo tren de vuelta…
hasta el tren definitivo.
Pilu.
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